Durante el invierno, a pesar de que utilizamos el coche menos que durante los meses estivales, cuando un mayor número de trayectos y más largos, se producen mayor cantidad de accidentes en nuestras carreteras.
Y la razón de que esto sea así no es otra que la climatología adversa de los meses de invierno. Conducir en condiciones climáticas adversas incrementa la peligrosidad, ya que los conductores se suelen tener que enfrentar a situaciones más difíciles de resolver y que requieren una mayor prudencia al volante.
La principal causa de siniestralidad durante el invierno es, por supuesto, la lluvia. Y es importante destacar que, al contrario de lo que podamos imaginar, se producen más accidentes con lluvia ligera que con lluvias intensas. Y esto puede ser así bien porque con lloviznas el suelo sea más resbaladizo, porque el agua se mezcla con la suciedad, grasa o combustibles que pueda haber en la calzada, o quizás porque con lluvias más intensas los conductores extrememos más las precauciones, mientras que es probable que no lo hagamos tanto con precipitaciones más suaves. La visibilidad, además, empeora significativamente cuando está lloviendo y, por esta razón, los productos Rain-X son un excelente aliado que nos ayudan a mejorar nuestra visibilidad significativamente en condiciones de lluvia, nieve o granizo.
El tratamiento Anti-Lluvia Rain-X crea una película hidrofóbica en la superficie de cristal sobre la que se aplica. Esta acción hidrofóbica se consigue gracias a que este tratamiento incrementa el ángulo de contacto que forman las gotas sobre la superficie del parabrisas. De esta manera, el parabrisas “repele” el agua, que resbala de manera fácil y rápida por toda su superficie. Un efecto que, además, se ve incrementado cuando circulamos a más de 80 km/h, ayudando de manera significativa a mejorar nuestra visibilidad en carretera cuando llueve.
La segunda causa de mayor siniestralidad durante el invierno es la niebla, mientras que el viento es la tercera. Y en cuarto y quinto lugar se encuentran el granizo y la nieve, respectivamente.
Queda claro de esta forma que el invierno y, sobre todo, sus inclemencias meteorológicas, son las principales responsables de los accidentes de tráfico. Por lo tanto, es imprescindible que extrememos las precauciones cuando la climatología no juega a nuestro favor. En estos casos, debemos siempre ser más cautos; conducir a una velocidad más prudente; incrementar la distancia de seguridad; asegurarnos de llevar los neumáticos en buen estado para garantizar un buen agarre; evitar frenadas, acelerones y movimientos bruscos; ayudarnos de productos y elementos que nos ayuden a incrementar nuestra seguridad y confort al volante, como es el caso del tratamiento Anti-Lluvia Rain-X o unas cadenas en caso de conducir por zonas con riesgo de nevadas; y llevar las luces apropiadas encendidas, no solo por nuestra visibilidad, sino también para garantizar que el resto de conductores pueda vernos fácilmente.